Los conmutadores llevan una historia bastante larga por detrás en el medio de las comunicaciones.
En sus inicios se creó un método que permitiera comunicar al usuario y conmutadores para establecer una comunicación con personas a las cuales no se podía tener un acceso de comunicación directo.
La señalización marcó este inicio, mostrando señales eléctricas que se basaban en corriente continua, permitiendo al usuario saber si el destino para poder hablar se encontraba libre, y en ese momento marcar el teléfono, el cual se identificaba en el conmutador mediante sucesión de pulsos eléctricos que equivalen a cada dígito.
Todo esto ayudó a que el número de llamadas transferidas creciera de forma rápida y ordenada, pero con éste crecimiento se tenían que hacer más centrales para mayor número de personas y es aquí donde aparecen las técnicas de multiplexión, las cuales permitían a un solo medio conductor para varias comunicaciones, disminuyendo el coste.
Lo principal en este punto ver sustituir a las operadoras que se encargaban de transmitir las llamadas, por un mecanismo automático que realizará las conexiones.
El primer aparato instalado comercialmente fue en 1892, el cual consistía en un conmutador de 100 líneas conocidas como paso por paso, siendo el primer conmutador automático distribuido para las masas.